viernes, 23 de marzo de 2012

La cabaña pasiega

LA CABAÑA PASIEGA

La característica primordial de la cabaña pasiega es su sencillez y funcionalidad. Ha sufrido un continuado proceso de evolución y no puede hablarse de un modelo único, pero sí de cierta homogeneidad.
La cabaña tipo acostumbra a ser de dos plantas. La baja destinada al ganado y la superior empleada como vivienda y pajar.
Los materiales utilizados en su construcción son la piedra, la madera y las lastras de pizarra para el tejado, que presenta habitualmente una vertiente a dos aguas de acusada inclinación.


La estructura tiene como elementos básicos de sustentación los muros y las columnas o postes. Los primeros de mampostería, más gruesos en la base que en la solera, en forma de doble pared, unidas por piedras pasaderas. Los postes son de madera, cuadrados y se apoyan sobre una piedra en forma de pirámide truncada o peana.


El suelo del pajar lo conforma un tablazón de madera, o tillo, que se apoya en una gran viga longitudinal. Cada poste se continúa en el segundo piso hasta la viga cimera. Entre ésta y la cumbre se cruzan un par de cabrios, viguetas de madera que sustentan el tejado.
La cubierta está formada por una tablazón, o ripia, y sobre ella una capa de musgo y helechos extendida bajo las lastras de pizarra.

La distribución interna es simple, la planta baja, para el ganado, se compone de aciles (plazas para las vacas) y barredero (pasillo entre ambos lados de la cuadra). Los calces (depresiones lineales en la base) sirven para evacuar el abono de los animales.
Al piso superior se accede por una escalera exterior de piedra sin barandilla, algo que tiene su explicación en la necesidad de espacio para acceder al pajar con la belorta, vara larga de avellano que se utiliza por su flexibilidad para transportar a hombros la hierba seca.
En el interior, un tabique de madera separa el pajar de la cocina, que dispone de un apartado enlosado para el fuego o lar, convenientemente separado de la madera del tillo a fin de evitar incendios. El exterior es sobrio, con vanos diminutos y escasos alarde decorativos.
En la actualidad, gran parte de estas cabañas se están perdiendo por diversos motivos. Unas carecen de la cubierta ya que sus propietarios han vendido la lastra para nuevas construcciones o restauraciones, otras se encuentran en claro deterioro y abandono al desaparecer paulatinamente los ganaderos de la región que las ocupaban y salvaguardaban. Por último y no menos grave, es la restauración sin escrúpulos de nuevos propietarios que adquieren las cabañas con el fin de disponer de una residencia vacacional sin olvidar cuál era el sentido original de las mismas, cometiendo auténticas barbaries arquitectónicas en las mismas.



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